En primer lugar hay que indicar que, en general, no parece que los celtas celebrasen originalmente el solsticio de verano aunque si hay indicios de que empezaron a celebrarlo posteriormente (hace unos 1000 años aproximadamente).
San Juan es la cristianización de las festividades romanas del solsticio de verano, dedicadas a Minerva, en el mundo celta lo que se produjo fue un tránsito de las festividades propias del 1 de mayo (Beltaine) al solsticio de verano, sincronizando así festividades romanas, celtas y cristianas.
Algunas de estas costumbres propias de Bealtaine se han mantenido hasta nuestros días, aunque el significado original de estos ritos ha caído en el olvido.
La construcción de fogatas que se encendía en el ocaso servía para purificar, en ellas se quemaba “lo viejo” para recoger “lo nuevo”, en cierto modo se utilizaba el fuego para transmutar las malas energías y convertirlas en energías purificadoras y vigorizantes.
Un miembro del clan (no siempre un druida) era designado para vigilar su construcción y controlar las llamas, a este individuo se le designaba con el nombre gaélico de “giolla an tiene” y a su vez también recitaba invocaciones y plegarias con el fin conseguir que la influencia del mágico fuego extendiera su influjo a los campos y tierras cercanas. También se encendían antorchas y teas de la propia fogata y los más atrevidos jugaban con el fuego, además se hacían procesiones con antorchas e incendiaban “ruedas” de rastrojos y las empujaban a través de las calles del poblado.
La costumbre de bañarse en las aguas de ríos, estanques o mares es también propia de los celtas, ya que no todos eran capaces de aguantar el calor (en especial mujeres y niños) para pasar a través de las ascuas o rescoldos que dejaba la fogata para “limpiarse” y con el agua también se purificaban.
Estos rituales han persistido hasta nuestros días, si bien los fuegos artificiales han sustituido parcialmente algunos de los rituales del fuego celta. Aunque como he explicado anteriormente estas costumbres (entre otras) son propias de Bealtaine aunque se traspasasen a San Juan.
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