jueves, 30 de diciembre de 2010

Para este nuevo año que empieza propongo un “juego”:

Imagina que has ganado un concurso cuyo premio sería el siguiente: todas las mañanas, una entidad bancaria te abriría una cuenta con 86.400 euros. Pero como todo juego tiene sus reglas, éste tendría dos.
La primera regla es que todo lo que no te has gastado a lo largo del día, se te retira por la noche. No puedes hacer trampas, no puedes traspasar ese dinero a otra cuenta, sólo puedes gastarlo. Pero a la mañana siguiente, al despertar, la entidad te abre otra cuenta con 86.400 euros para ese día.
La segunda regla es que la entidad puede interrumpir este juego sin previo aviso. En cualquier momento puede decirte que se ha acabado, que cancela la cuenta y ya no te abre ninguna más. ¿Qué harías?
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Este entidad mágica lo tenemos todos. Es el tiempo. Todas las mañanas, al despertar, se nos abonan 86.400 segundos de vida en nuestra cuenta para ese día, y cuando nos dormimos por la noche no hay suma y sigue; lo que no se ha vivido en el día se ha perdido, ayer acaba de pasar. Todas las mañanas se repite ese prodigio, se nos abonan 86.400 segundos de vida, pero jugamos con esa regla inevitable: pueden cancelarnos la cuenta en cualquier momento sin previo aviso, en un minuto la vida puede acabar. ¿Qué hacemos, pues, con nuestros 86.400 segundos diarios? ¿No son más importantes unos segundos de vida que unos euros?

(Ref. Marc Levy, Ojala fuera cierto)Hoy nos han ingresado 86.400 segundos extras en nuestra cuenta, administrémoslos bien.
¡Feliz Año Nuevo!

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